Romanos 12:2 – “ No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Vivimos en una sociedad donde la apariencia muchas veces importa más que la verdad. Las redes sociales enseñan a exhibir una vida perfecta, a esconder debilidades y seguir patrones que no vienen de Dios. Muchos tienen máscaras para ser aceptados, elogiados o incluidos, pero viven inseguros, vacios y desconectados de quien realmente son.
Sin embargo, la llamada de Dios es diferente: Él no quiere versiones editadas de nosotros mismos. Él quiere corazones autenticos, mentes renovadas y vidas transformadas por la verdad. En Romanos 12:2, Pablo alerta: no te conformes con este mundo, no copies sus moldes, no vivas segun sus padrones. En ves de eso, permite que Dios transforme tu mente, tus valores, y tu identidad.
Salmo 51:6 – “He aquí, amáis la verdad interior; y en secreto me das a conocer la sabiduría”.
Ser real es vivir con integridad, incluso cuando cuesta seguidores, aprobación o aplausos. Es elegir agradar a Dios, no a las multitudes. Es reconocer las debilidades, depender de la gracia y rechazar la hipocresía. En un mundo de “filtros”, la sinceridad brilla. Y donde hay verdad, hay libertad.
Juan 8:32 – “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
El mundo puede valorar la opinión. Dios, sin embargo, mira nuestro ser. No se impresiona por la apariencia, sino que se regocija con corazones humildes y sinceros. La santidad no se finge, se vive. La fé no se publica, se practica. El propósito no se muestra, se descubre en secreto con Dios.
Timoteo fue un ejemplo, incluso cuando era joven, incluso rodeado de influencias contrarias. Su compromiso con Cristo era más importante que ser aceptado por los demás. Eso también se aplica a nosotros: tu llamada te separa. Lo que se permite a los demás puede no ser saludable para tí. Lo que distrae a los demás puede alejarte del propósito.
Hebreos 12:1 – “Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, mirando firmemente a Jesús”.
Ser real es tener el coraje de ser quien Dios te ha llamado a ser, incluso si va en contra de la corriente. No sigas a la multitud. Sigue la verdad.
Dios no te ha llamado a ser igual a todos. Él te ha apartado para algo más grande. Entonces, cuando sientas que estás viviendo de manera diferente, recuerda: no es orgullo, es propósito. Ellos pueden… pero tú, Timoteo, no.