En el despertar y el ajetreo de los tiempos actuales, el mundo vive hoy en día volcado en las tecnologías, atrapado en las pantallas con la excusa de la evolución de los tiempos antiguos, centrado en llamar la atención y mostrarse como un SER que, a su vez, no es verdadero.
Los jóvenes del siglo XXI, incluso los creyentes, terminan siendo influenciados y desean convertirse en influencers en las redes sociales, ganar fama, likes, quieren ser muy conocidos por desconocidos y pierden su verdadera identidad en Cristo.
COLOSENSES 2:8
«Tened cuidado de que nadie os engañe mediante filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, según los rudimentos del mundo, y no según Cristo».
Joven, puedes pensar que «solo es un pasatiempo», pero después de mucho tiempo, distraído, lo conviertes en una vergüenza y dejas de dar importancia a tu realidad física y social, pero sobre todo te desconectas de lo más importante, Dios.
Empiezas a ansiar el reconocimiento y la aprobación del mundo, en forma de «me gusta», hablando, pensando e identificándote con sus ideologías, aunque sea de manera inconsciente, y automáticamente vas abandonando a aquel que te dio lo mejor que tenía, perdiendo la única aprobación con la que debes contar.
Santiago 4:4
«¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Por lo tanto, cualquiera que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios».
2 PEDRO 2:18-19
18 «Porque, hablando cosas muy arrogantes y vanas, seducen con las concupiscencias de la carne y con disoluciones a los que se apartaban de los que andan en error,
19 prometiéndoles libertad, siendo ellos mismos esclavos de la corrupción; porque de quien alguien es vencido, de ese también se hace esclavo».
Por lo tanto, joven Kuriakos, si sientes que has enfrentado esta batalla, libérate de los placeres de este mundo, no fuiste llamado para ser conocido, sino para dar a conocer a aquel que te envió, aquel que te dio un propósito mayor.