Vivimos una época de la vida donde todo es muy fácil: si queremos comer y no queremos cocinar, existe la comida precocinada o la comida rápida, si no queremos ir a algún lugar podemos tener acceso online, si no tengo ganas de estudiar puedo utilizar sitios web con resúmenes ya hechos, si no quiero ir a la iglesia, tengo la iglesia en línea.
Piensa conmigo:
Hasta donde nos va a llevar eso?
Vivir según la ley del mínimo esfuerzo pasa factura a largo plazo. Pero ya sabes, ¡tu salvación también tiene un precio!
Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz cada día, y sígame. – Lucas 9:23
Y este no es un verso aislado, todavía hay algo más importante en los siguientes versos
“Porque, todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mi, éste la salvará. Pues ¿Qué aprovechará el hombre si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” – Lucas 9:24-25
En ese momento Jesús estaba en la tierra y si te fijas, Jesús NUNCA obligó a nadie a hacer nada PERO tampoco abrió un espacio para “facilitar”.
Hay que tomar decisiones.
Una de ellas es: ¿qué tipo de cristianismo quieres vivir o qué tipo de cristianismo estás viviendo?
Cristianismo” donde te leen la Biblia, la reunión de 2 horas es tu “relación con Dios”, la dependencia de los demás, “hoy veo online”, conozco todas las historias que otras personas tienen/tuvieron con Dios.
O
¿Un verdadero cristianismo donde tendrás que tomar decisiones, dejar de lado amistades, dejar de hacer las cosas que te gustan, tener comunión con Dios, ser un verdadero discípulo con todo lo que eso implica?
En ningún momento digo que serás perfecto, porque perfecto solo hubo uno, Jesús.
Pero la elección es tuya!
Vivir con facilidad te permitirá hacer todo lo que quieras pero no te garantiza la vida eterna. Vivir el verdadero cristianismo te llevará a la verdadera plenitud de vivir la voluntad de Dios cada día, de tener tus experiencias con Dios, de tener tu relación con Dios, y vida eterna.
“Los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la VIDA y la MUERTE, la BENDICIÓN y la MALDICIÓN;
ESCOJE PUES LA VIDA, para que vivas tú y tu descendencia” – Deuteronómio 30:19