El ser humano en esencia fue creado para vivir en comunión, en su naturaleza necesita interacción, convivencia, interconexión. Sin embargo, hay ciertos momentos en los que te refugias en la soledad de tus pensamientos. 

La realidad es que todos sabemos que a veces necesitamos tener estos momentos, pero no con la intención de realmente estar aislados de todo y de todos, sino con el propósito de tener un momento A SOLAS CON DIOS.. 

MATEO 6:6

6 “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público..”

Un momento a solas con Dios no es, o más bien no debe ser, un tiempo para buscar nuestra satisfacción ante Él, hacer peticiones o mostrar interés por lo que Dios nos pueda dar.

En realidad es poder aprovechar su presencia y presentar alabanzas a Él, descansar allí hasta que Dios descienda a nuestro corazón, rompa cada ego y cada barrera que existe, es hacer a partir de ese momento una apertura para que Dios, y sólo Él, reine en nosotros.

Cuando en nuestra vida diaria deseamos y nos sentimos cada vez más atraídos por estos grandes momentos de oración y alabanza, hacemos que nuestro espíritu prevalezca sobre nuestra alma y nuestra carne, y realmente dejamos que Dios dirija nuestras vidas.

 SALMOS 63:1-8

Dios, Dios mío eres tú;

 1 De madrugada te buscaré;

 Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,

 En tierra seca y árida donde no hay aguas,

 2 Para ver tu poder y tu gloria,

 Así como te he mirado en el santuario.

 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida;

 Mis labios te alabarán.

 4 Así te bendeciré en mi vida;

 En tu nombre alzaré mis manos.

 5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma,

 Y con labios de júbilo te alabará mi boca,

 6 Cuando me acuerde de ti en mi lecho,

 Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.

 7 Porque has sido mi socorro,

 Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.

 8 Está mi alma apegada a ti;

 Tu diestra me ha sostenido.

 Por eso, joven KURIAKOS! Fortalécete en momentos a solas con Dios, para buscar dirección, para conocer Su voluntad para tu vida. Pon toda tu confianza en Él y dondequiera que Él te lleve y te use, siempre serás de bendición.