“Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.”(Colosenses 3:1-2)
En qué hemos estado pensando? ¿Estamos atrapados con lo que quedó atrás? ¿Seguimos buscando satisfacción en cosas que no agradan a Dios? No todo lo que nos satisface es, de hecho, bueno para nuestra vida. El pecado puede parecer satisfactorio por un momento, pero nos aleja de Dios y de la verdadera alegría.
Y a veces es necesario afrontar verdades difíciles.
Cuánto tiempo has dedicado a estudiar y meditar en la Biblia?¿Y cuánto tiempo dedicas a ver series, películas u otras cosas?
Dios dice: “No tendrás otros dioses fuera de mí.” (Éxodo 20:3)
Los otros dioses no son necesariamente estatuas, sino todo aquello que ocupa el trono de tu corazón, aquello en lo que pasas más tiempo pensando, otras distracciones o un sentimiento de búsqueda de otras cosas, todo en un intento de llenar el vacío que solo Dios puede llenar.
La verdad es que un día todos estaremos ante Dios y tendremos que dar cuenta de nuestras vidas. No habrá excusas, ya que todos tuvimos la oportunidad de conocer la verdad.
“Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estuvo en este cuerpo terrenal.”
(2 Corintios 5:10)
Y ahora imagínate delante de Dios: ¿Qué vas a decir? El que te amó, el que se entregó por ti, el que enjuga tus lágrimas y consuela tu corazón, el que no desiste de ti… ¿qué dirás?
Vale la pena perder lo que es eterno a cambio de algo pasajero?…
Vuelve al principio, a tu primer amor, vuelve a amar a Dios como antes. ¡Dios te está esperando!