Es evidente que en el mundo se ha acentuado una cultura de odio y cancelación, una cultura en la que se niegan segundas oportunidades y no hay espacio para el arrepentimiento y el perdón.

Una cultura en la que reina el odio y se descarta el amor, y es interesante que la Biblia hable precisamente de eso… Mateo 24:12: «Debido al aumento de la maldad, el amor de muchos se enfriará».

Según la Biblia, el odio está presente en la humanidad desde la primera familia de todas… la familia de Adán y Eva y sus hijos, Caín y Abel.

Ese mismo odio ha llegado hasta nuestros días porque todos somos carne y, a menudo, no tenemos el autocontrol suficiente para evitar este tipo de sentimientos.

El problema es que últimamente el odio está cada vez más presente en nuestra cultura y se ha extendido rápidamente por todo el mundo debido a la globalización. Además, se nos ha inculcado constantemente que veamos el odio como algo normal, que creemos distinciones entre las personas por las razones más insignificantes y sin sentido posibles.

Unos odian a otros por el color de su piel, otros por su religión, otros por su género, otros por su orientación política, otros por el club al que apoyan, otros por el dinero, otros por tener opiniones diferentes, y así sucesivamente… Este odio destruye familias, provoca asesinatos, guerras, mentiras… Parece que al ser humano le gusta vivir en una prisión, donde solo se comunica con aquellos a los que les gusta estar encerrados en la misma prisión. La mayoría de los seres humanos viven en una verdadera «Alegoría de la Caverna».

Muchas personas no se dan cuenta de que están siendo adoctrinadas con este tipo de pensamientos ignorantes y sin fundamento a través de la televisión, las redes sociales, el trabajo e incluso la propia familia y amigos… Y este tipo de adoctrinamiento afecta incluso a los CRISTIANOS, ¡así que este estudio es definitivamente para ti!

Nosotros, como cristianos, no podemos odiar a nadie, ¡al contrario! Debemos amar y enseñar con mansedumbre a cada persona a seguir el camino correcto. Si hay pecado, debemos reprenderlo, por supuesto, ¡pero siempre CON AMOR!

No te dejes engañar ni adoctrinar por todo lo que ves, oyes y lees. No todo es lo que parece.

1 Juan 4:20: Si alguien dice: «Amo a Dios», pero odia a su hermano, es mentiroso, porque quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.

Por eso queda la pregunta: ¿A quién has odiado?

Después de reflexionar, ¡arrepiéntete y cambia! Porque Jesús no nos llama a odiar, sino a AMAR. Piensa por ti mismo, sé sabio y busca al Señor. Busca la Verdad y la encontrarás.

No quieras formar parte de la realeza de un mundo donde reina el odio.

Ama a tu prójimo y difunde el Amor, sé la diferencia en este mundo perdido.

Jesús nos enseñó a AMAR.