Mateo 4:4 – “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
Que ponemos dentro de nuestra mente y de nuestro corazón todos los días? No vivimos solo de aquello que comemos físicamente, sino también de aquello que consumimos con los ojos, oidos y pensamientos. Redes sociales, series, música, conversaciones, amistades, hábitos diários, todo eso alimenta algo dentro de nosotros. Y la gran pregunta és: Esto está alimentando mi espíritu o solo mi carne?
Muchos cristianos viven débiles espiritualmente no por falta de fé, sino por estar llenos de cosas vacías. Se alimentan de contenidos tóxicos, de palabras negativas, de influencias que los apartan de Dios. Así como el cuerpo se enferma cuando se alimenta mal, el alma también se enferma cuando recibe basura todos los días.
Provérbios 4:23 – “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida.” Lo que colocamos dentro, tarde o temprano, saldra en forma de actitudes, palabras y decisiones. Es por eso que la Bíblia nos enseña a meditar en la Palabra día y noche (Salmos 1:2-3), a pensar lo que es verdadero, puro y justo (Filipenses 4:8), y a huir de las malas compañías, que corrompen las buenas costumbres (1 Coríntios 15:33).
¿Qué tienes en tu interior? O que has dejado entrar en tus pensamientos y emociones? Si aquello que te alimenta te aparta de Dios, no es alimentó, es veneno.
Romanos 12:2 – “No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento…”
Dios desea que seamos llenos de Su presencia, de su Palabra y de aquello que edifica. Cuando alimentamos el espírito, ganamos fuerza, claridad, paz y dirección. Sin embargo esto exige decisiones diárias: apartarse para orar, rechazar lo que es tóxico, buscar lo que es santo y eterno- Jesús.